Como lo prometido es deuda, continúo al hilo de mi entrada anterior contando cómo ha sido mi última entrevista, esta vez para el puesto de MFL Teacher, es decir, profesora de lenguas extranjeras modernas.
En este caso también hubo visita guiada y una entrevista no tan distinta a las anteriores. Lo que marca la diferencia es que para puestos de profesor es habitual tener que impartir una clase en el centro. Es una situación complicada, que es normal que genere estrés (alumnos desconocidos, centro desconocido, nivel desconocido, metodología desconocida y, además, alguien que está observándote y tomando notas). Para ello, doy algunas ideas o pautas. No todas son propias, algunas las recibí yo misma cuando pedí ayuda en el grupo de profesores y asistentes españoles en Reino Unido de Facebook.
- Haz preguntas. Si no te ponen problemas, pregunta tus dudas. Como no querrás acribillar a emails o llamadas porque lo menos que quieres es parecer demasiado inseguro o pesado, piensa bien qué información te hace falta, reúnela y plantéala. Por ejemplo, yo les pregunté:
- si los alumnos estaban habituados a que se les hablara español en clase,
- el número de alumnos de ese grupo,
- si había NEAE,
- si el tema era nuevo para ellos o ya lo estaban dando,
- aunque parezca mentira: si la clase era de español o de alemán.
- No les pregunté si había pizarra digital a disposición, algo de lo que luego me arrepentí.
- Investiga el currículum nacional. A mí me tocó una clase 11, que es el año de los exámenes GCSE, así que me puse a leer todo lo que pude (información sobre libros de texto, modelos de examen, ejercicios de repaso...) que encontré por internet, en especial del tema del cuerpo humano y la salud, que era el que me había tocado.
- Prepara actividades participativas. Por supuesto, no vayas a dar una clase magistral. Intenta que ellos trabajen lo más posible.
- Ten en cuenta distintos niveles en el aula. Este consejo valiosísimo me fue de gran utilidad. No todos los alumnos van a la par, hay que tener preparadas actividades de ampliación para los más rápidos y de mayor nivel, y ayudas para los de menos. Yo, por ejemplo, lo planteé así: en una actividad que era un crucigrama de las partes del cuerpo con definiciones, puse los nombres de las palabras que tenían que usar para su ayuda, pero lo hice en letra pequeñita en la parte más baja del folio, de manera que podían hacerlo sin mirarlas o, si les hacía falta, ayudarse de ellas. Además, me dio muchísima seguridad tener planeada una actividad de ampliación cuando dos alumnos me la pidieron. Quizás en España no, pero parece que aquí sí las demandan.
- Disfruta. Al final creo que este puede ser el consejo más importante de todos. Para poder disfrutar es necesario llevar la clase bien atada, preparada, ensayada, sí, pero incluso de esa forma sabemos que es una situación que puede hacer que te coman los nervios. Yo descubrí que, aunque nerviosa, en el momento del trato con el alumnado, y sobre todo del tú a tú mientras hacían las actividades y yo me pasaba por las mesas a ayudarles, realmente disfruté. Hacía varios meses que no daba una clase y la sensación fue de esto es verdaderamente lo que me llena y me hace feliz.
Hubo dos cosas que hice que no sé si fueron positivas pero que desde luego no fueron negativas, ya que decidieron contratarme:
- Comentar la clase en la entrevista. A mí no me preguntaron nada sobre la clase, pero yo había leído que era habitual que te pidieran que la evaluaras, así que fui yo misma la que sacó el tema y mis entrevistadoras se mostraron interesadas, me preguntaron qué cosas habría cambiado y les contesté (lo tenía más que preparado, había estado un buen rato esperando a que empezara la entrevista).
- Hacerles llegar una programación de la sesión. En casa programé la sesión, con todo lo clásico (objetivos, contenidos, competencias, resultados de aprendizaje, metodología, temporalización, atención a la diversidad...). Ya que el trabajo estaba hecho, en la entrevista comenté que lo tenía y les pregunté si les interesaba que se lo hiciera llegar. Me dijeron que sí.
Para terminar, les comparto a grandes rasgos en qué consistió la clase.
Como se suponía que era una introducción del tema, quise empezar refrescando algo de vocabulario sobre las partes del cuerpo. Para romper el hielo, utilicé una dinámica que conozco de mis años de animadora juvenil y para la que necesitaban nombrar alguna parte del cuerpo.
En segundo lugar les planteé el crucigrama del que hablaba más arriba. Era un poco complicado para ellos, porque lo hice con definiciones (habría estado más acorde con su nivel real hacerlo con dibujos), pero les entretuvo (no deja de ser un juego). Les permití consultar material y trabajar en grupo.
A continuación, tenían un pequeño diálogo de una chica que va al médico. Quise trabajar estrategias de comprensión intentando que en grupitos sacaran por el contexto el significado de las palabras que no entendían.
Por último, quería hacer un poquito de juego de rol, animándolos a utilizar el texto como base para una conversación tipo en el médico, pero cambiando algunas cosas. No tuvimos mucho tiempo y el nivel era un poco más bajo del esperado, así que algunas parejas casi se limitaron a leer en voz alta el texto, pero otras se separaron más del original. Yo estuve mientras recorriendo las mesas y escuchándolos.
Como ven, intenté mezclar destrezas y estrategias comunicativas, además del repaso del vocabulario, que a priori puede ser algo más aburrido. Los hice participar bastante (lo que se dejaron) y di importancia a acercarme a todos en algún momento y ayudarlos o escucharlos hablar, de forma que los más tímidos también tuvieron su oportunidad de participar sin necesidad de hacerlo en voz alta. No utilicé para nada la pizarra digital, aunque es una de las cosas que comenté que habría cambiado. Sin embargo, aunque en el colegio es habitual usarla siempre, no fue imprescindible para conseguirme el empleo.