jueves, 8 de noviembre de 2012

Misión a Bruselas

Como parte del programa de la beca se incluyen una misión a Bruselas y otra a Estrasburgo. La primera nos tocaba el martes pasado. Esta vez se trataba de un único día, mientras que en Estrasburgo pasaremos tres.

Es fácilmente comprensible que un día no da para mucho en Bruselas, máxime si tienes que coger un tren de 2 horas y 45 minutos de ida y otro de vuelta.

Comenzamos el día sobre las 10 de la mañana (ya en Bruselas, claro, para mí realmente comenzó a las 5.30). Lo primero fue un pequeño recorrido por el edificio Altiero Spinelli.

Ya desde la entrada al edificio se nota que en el Parlamento en Bruselas se respira otro aire. No solo es de muchísima más envergadura que los edificios de Luxemburgo, sino que también hay que tener en cuenta que en Bruselas trabajan los diputados, mientras que aquí en Luxemburgo estamos todos los traductores, que suponemos un gran porcentaje del personal, y los trabajadores de algunos otros departamentos. Sin embargo, claro, no tenemos tanta «alcurnia» como los políticos. Supongo que esa es la razón de que la seguridad en Bruselas sea mucho más estricta. Mientras que en Luxemburgo basta con enseñar nuestra tarjeta identificatoria (el badge, como se llama aquí independientemente del idioma que hables) al personal de seguridad para entrar a los edificios, allí hay que colocarlo en un lector magnético para que abra una de estas puertecitas transparentes típicas de las estaciones de metro.

Fue en el momento de entrar al Altiero Spinelli cuando corroboramos que la mitad de nosotros ni siquiera teníamos bien magnetizadas nuestras tarjetas. Obviamente, a esa mitad nos tocó pasar por el escáner.

La visita al edificio fue muy rápida: nos limitamos a ver la panorámica desde el último piso, echar un ojo a un curioso "Museo de Mickey" (más bien un rinconcito) e intentar aprender los caminos hacia la cantina y hacia la sala donde debíamos ir más tarde. Ni siquiera vimos el Hemiciclo, al que por alguna razón no pudimos entrar. Desde luego, para visitar el Parlamento en Bruselas recomiendo hacer una de las visitas organizadas con audioguía. Tuve la oportunidad de hacer una el verano pasado y es bastante completa. Pensé que en este viaje repetiría algo por el estilo, pero no fue el caso.

Pasamos el resto de la mañana visitando el Parlamentarium, el Centro de Visitantes del Parlamento. Esta fue para mí sin duda la parte más interesante del día. Se trata de un museo interactivo (en veintitrés idiomas, por supuesto) sobre el Parlamento Europeo, con audioguía incluida. En la primera sala pueden verse maquetas de los complejos del Parlamento en Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo. Luego se continúa por un largo pasillo que representa un verdadero recorrido histórico desde las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. Además de estar plagado de fotografías de cada momento, hay mesas interactivas para aprender más sobre los Tratados de la Unión y paneles de cristal donde va apareciendo el mapa actualizado de la UE con cada nueva adhesión. En el suelo vienen señalados los años para seguir correctamente la línea temporal.

La última parte del museo intenta resolver algunas dudas sobre el Parlamento que puedan tener los visitantes (parece que esta sala está especialmente pensada para escolares) y te acerca mediante infinidad de vídeos de corta duración a las diferentes realidades geográficas y sociales de la Unión.

Después de almorzar en la caótica y enorme cantina del Altiero Spinelli, donde parece que hay que ir bandeja en mano haciendo malabarismos entre la gente, tuvimos una corta charla sobre las diferentes comisiones (actualmente alrededor de veinte) que integran el Parlamento.


  El plan para terminar la tarde era acudir a una reunión de una de estas comisiones. Aquí tengo que decir que el grupo en el que yo estuve tuvo muy mala suerte. Nos tocaba ir a la Comisión de Transportes y Turismo (TRAN), pero nos dijeron que no había sitio para nosotros, aunque previamente se nos había reservado. Tuvimos que ir a otra sala y ver la reunión en una pantalla (exactamente lo mismo que es posible hacer desde casa a través de Internet). Por si esto fuera poco, asistimos a nada menos que una hora y media de votaciones de enmiendas en la que lo único que podíamos ver era al presidente diciendo: «A favor. En contra. Abstenciones. Aprobada (o rechazada)». Justo cuando comenzaron a debatir ya teníamos que marcharnos para coger el tren de vuelta.

  Sin embargo, para ser justa debo decir que otros compañeros, que estuvieron en otras de las comisiones, sí asistieron a debates interesantes, como el que se mantuvo en la Comisión de Educación sobre el Programa Erasmus.


 Terminamos el día tomando el tren a Luxemburgo precisamente en la estación Bruselas-Luxemburgo hacia las 6 de la tarde.



No hay comentarios:

Publicar un comentario