lunes, 8 de julio de 2013

Los peligros de la traducción inversa

Hace unas semanas que vengo haciendo mucha traducción inversa. Más que nada, se trata de textos turísticos y de marketing que debo redactar o revisar en español y luego traducir al inglés y al alemán (descripciones turísticas, captaciones para un club de fidelización, emails a clientes, textos de Ley de Protección de Datos, etc.). Soy la única traductora en plantilla y me toca hacerlo, porque, entre otras cosas, para esto se me ha contratado. Sin embargo, yo, como la gran mayoría de mis compañeros traductores, sé que no es lo ideal. En esta entrada, trato de explicar por qué, y va dirigida tanto a no traductores como a traductores muy jóvenes (incluso más que yo) o aún estudiantes de traducción que piensan que con lo que se aprende en la carrera uno puede saltar al mercado laboral de la inversa.

Primero que nada, para quienes no vengan de nuestro mundillo, una explicación muy rápida. Se denomina traducción directa a la que se produce desde una de tus lenguas de trabajo extranjeras (normalmente llamadas Lengua B, Lengua C, etc.) hacia tu lengua materna, la Lengua A. Por el contrario, la traducción que se realiza en la dirección contraria, desde tu propia lengua hacia las lenguas B, C, D, etc., recibe el nombre de traducción inversa. Todo esto puede ir con matices. Por ejemplo, para un alemán que ha vivido toda su vida en España y ha estudiado aquí la carrera, esta diferenciación puede difuminarse. Pero no es mi caso, ni el de la mayoría. No voy a hablar aquí del trabajo de traductores completamente bilingües (si es que existen). Claramente, mi Lengua A es el español, mi Lengua B es el alemán y mi Lengua C, el inglés.


¿Por qué hacer inversa no es deseable y, personalmente, no me llena como sí lo hace una directa?

Las razones son varias y están muy conectadas entre sí. 

En primer lugar, es casi imposible que una traducción inversa quede tan bien como una directa. Digo «casi» porque no quiero pillarme los dedos, pero, a efectos prácticos, creo que sí es imposible. Es error muy común no ya de personas que no son traductoras, sino más bien de quienes tienen escasos o nulos conocimientos en idiomas, pensar que un traductor se desenvuelve igual en una lengua que en otra. No es así. Por supuesto que no. Una de nuestras lenguas de trabajo es nuestro idioma materno; las otras, no, y jamás las usaremos con la misma seguridad, soltura y nivel de conocimiento con el que usamos la nuestra. ¿Tenemos un nivel muy alto? Sí. ¿Las conocemos bien y nos desenvolvemos en ellas sin muchos problemas? Sí. ¿Estamos acostumbrados a trabajar con ellas? Sí. Pero no son ni serán nunca nuestra lengua materna. A lo largo de mi vida me he encontrado muchas veces con una situación parecida: al decir que estudié en un colegio alemán, o que soy traductora-intérprete, una de las respuestas más comunes es: «Entonces tu alemán es perfecto, ¿no?». Gracias por la confianza, pero no. Mi respuesta, invariablemente, es la que sigue: «No, perfecto no. Ni siquiera mi español lo es».

Por esta razón, porque estoy totalmente convencida de que mi traducción inversa por fuerza va a ser defectuosa, no me llena hacerlas. No me gusta hacer trabajos para los que sé de antemano que no estoy 100 % cualificada. Por supuesto que mis traducciones directas probablemente tampoco sean perfectas, pero el margen de error es mucho menor. Lo que me lleva al siguiente punto...

No solo mi lengua materna la hablo y la escribo con más naturalidad y soltura. También he estudiado en muchísima más profundidad cómo funciona. He tenido suerte, pues mis planes de estudios, tanto en el Bachillerato como en la Universidad, han sido muy exigentes con la asignatura de Lengua Española. En el colegio estudiamos en profundidad el análisis sintáctico. En la uni, dedicamos dos horas semanales durante un año completo de mi carrera a estudiar el verbo en español. Parece de chiste, pero no lo es. Nos entregamos otro cuatrimestre entero a tratar la cohesión textual y sus mecanismos. Hicimos diagnosis de textos para descubrir todos los errores que estaban contenidos en ellos y llamarlos por sus nombres. En ambas instituciones se nos llamó la atención una y otra vez sobre todas esas expresiones y usos que son erróneos, pero endiabladamente comunes, como el infinitivo con valor absoluto, «el mismo» como deíctico, «en base a», «en relación a», la estructura «sustantivo + a + infinitivo» y un largo etcétera.

Por mucho alemán e inglés que haya estudiado en mi vida, a este nivel de profundidad no he llegado nunca. Incluso teniendo en cuenta que estudiamos alemán casi como si fuera nuestra lengua materna en los últimos años del colegio o a pesar de haber leído Der Dativ ist dem Genitiv sein Tod (El dardo en la palabra germano, podríamos decir). Claro que no. Me faltaría un larguísimo camino para llegar a un nivel de inglés o alemán siquiera un peldaño por debajo de mi nivel de español.

Entonces, ¿por qué se hacen inversas?


 En el verdadero mercado de la traducción, hacer inversas no es lo habitual. Quien se dedica a la traducción como autónomo y, quiero creer, como trabajador en plantilla de muchas empresas de traducción, hace fundamentalmente o exclusivamente, traducciones directas. Ese es también el caso en las Instituciones Europeas. Durante mis seis meses en Luxemburgo, traduje únicamente textos hacia el español, jamás hacia otro idioma.

 Quizás haya una excepción en el mercado de la traducción jurada, porque estamos cualificados por el Gobierno para hacer nuestras traducciones en ambas direcciones, pero, de resto, en general uno se ciñe a utilizar su Lengua A como Lengua Meta de los encargos que acepta.

 Así ocurre, como digo, en el mercado de la traducción, pero no en el mundo empresarial al completo. Para una empresa que pretende generar textos en varios idiomas (como es el caso del marketing turístico), es mucho más fácil, rentable e incluso rápido tener a alguien en plantilla capaz de hacer esas traducciones, aunque el resultado final no sea tan redondo como lo sería si se contrataran los servicios de un corrector de estilo para los textos en español y de un traductor profesional autónomo para cada uno de los textos en lenguas extranjeras.

 Y así las cosas y después de dejar claro que nuestras traducciones van a tener errores y que probablemente van a estar faltas de la naturalidad que solo tiene un profesional nativo, solo queda dar lo mejor de una misma y poner especial detalle a esos textos redactados en otros idiomas.

 Como siempre me gusta sacar aspectos positivos de todo, no dejaré de comentar que hacer inversa, por el grado de exigencia que supone, implica un mayor acercamiento al idioma, refrescar normas gramaticales medio olvidadas, comprobar continuamente casos y géneros (en el caso del alemán) y acabar navegando por blogs y foros de idiomas como una loca, a veces consultando cuatro veces lo mismo, porque de una vez para otra olvidas cómo funcionaba aquello exactamente o cuál era la palabra ideal para traducir una expresión en particular. Casi, casi, es como estar de vuelta en el cole, redactando textos en inglés y alemán.

 No obstante, si la situación fuera diferente y estuviera trabajando como autónoma, no aceptaría estos encargos. Es un consejo que puede leerse en varios blogs de traducción. Piénsatelo dos veces, porque está en juego tu imagen profesional y que vuelvan a solicitar tus servicios en un futuro.

13 comentarios:

  1. Magda, cada día me gusta más tu blog, y a pesar de ser un profano en la materia, me estás haciendo cotillear asiduamente por la "blogosfera traductora". ¡Que lo sepas!

    Aprendo muchísimo con tu blog, y creo que si un médico —¡En un ratito iré a por mi título!— consigue entender fácilmente estas vicisitudes de tu profesión, no imagino cómo de útiles tienen que ser tus explicaciones y consejos para los que se dediquen o quieran dedicarse a la traducción y la interpretación. Y aunque yo ya conocía por ti algo de los matices que hacen de un traductor un profesional prácticamente imprescindible para traducir (que no todo el mundo lo sabe), creo que con tu blog estás haciendo que llegue a mucha gente y defendiendo tu profesión de una forma fantástica, que además no es agresiva (algo que no todo el mundo sabe hacer).

    ¡Te comparto! Que no se acuesta uno nunca sin haber aprendido algo nuevo, y menos contigo por los "interneses". Y no quiero que eso pase desapercibido ^^

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    1. ¡Muchas gracias, Fer! Siempre es muy alentador leer comentarios como los tuyos :D ¡Y gracias por compartir también!

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  2. ¡Hola! Estoy completamente de acuerdo contigo, podemos defendernos muy bien en otros idiomas, pero jamás con la misma sencillez y espontaneidad de un nativo; incluso, algunas veces, queremos hacerlo tan estructuralmente perfecto que se pierde la esencia de lo natural. Y tal como dices, en este caso, para eso te pagan, y ellos sabrán a qué se exponen... en el caso de los autónomos, pues ninguna agencia de traducción que sea seria y de renombre debería asignar traducciones inversas a traductores no nativos, ni nosotros deberíamos aceptarlas. ¡Saludos desde Guatemala!

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    1. Muchas gracias por comentar, Ale.

      Ya veo que opinamos igual, y creo que es una opinión formada y sensata. El problema es que nosotros, traductores, estamos concienciados de ello, pero muchas otras personas, no, y así pasan las cosas que pasan.

      Un saludo desde Canarias.

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  3. ¡Qué entrada tan buena Magda! Me gusta mucho leerte, dices verdades como puños y espero que poco a poco logremos dar a conocer estas cuestiones que, para nosotros son muy evidentes, pero que para los clientes son incomprensibles.
    Creo que a todos nos ha dado mucha rabia el momento: "¡ah! eres traductora ¿de qué idiomas? ¿inglés y francés? ¡fantástico! tengo unos textos que necesito pasar al inglés" y cuando les respondes que la inversa no la haces se quedan....como decepcionados.

    En fin, esta entrada hay que difundirla, transmites todas las ideas a la perfección.

    Saludos,

    Lourdes

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario, Lourdes.

      Ciertamente, es necesario concienciar y educar a la gente. Igual que a mí me viene bien aprender este tipo de cosas sobre otras profesiones, ellos también deberían tener claros los mínimos de la traducción.

      Un saludo.

      Magda

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  4. Hola Magda, lo has razonado muy bien y me identifico con lo que explicas. Yo lo veo como un embudo: cuando traduzco a mi idioma materno es un embudo al revés (la salida es muy ancha); en cambio cuando traduzco a otro idioma el embudo está como cuando lo usamos normalmente, con una salida que se estrecha y complica las cosas porque cuesta más expresar con exactitud el mensaje que uno quiere exponer.

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    1. Hola, Bartlobio.

      Muy interesante y acertado tu símil. Me parece que ese embudo tuyo me vendrá a la cabeza a menudo en el futuro.

      Un saludo.

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  5. Hola Magda
    Soy principiante en traducción y me gusta mucho la traducción especializada, me topé con tu interesante Blog por una casualidad al buscar en la red sobre el tema que tratas aquí. Creo que algunas veces el traductor se topa con la traducción inversa, y como comentó Ale, para eso nos pagan. Mi pregunta es ¿existiría la posibilidad de alguna herramienta de ayuda para enfrentarnos a la traducción inversa?
    Saludos,
    Ruth

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    1. Buenos días, Ruth.
      Como expongo en esta entrada, y creo que es lo mismo que Ale Contreras quería decir, si estás contratada y te mandan a hacer traducción inversa, efectivamente, para eso te pagan. Ahora bien, si eres traductora autónoma, tienes el derecho (y también el deber) de seleccionar aquellos encargos que puedes llevar a buen término y aquellos que no. En este caso, yo optaría por no hacer traducciones inversas.
      Si, de todas formas, te toca enfrentarte a ellas, herramientas claro que hay, igual que las hay para la traducción directa. Además de diccionarios, enciclopedias y textos paralelos, a mí me vinieron bien las discusiones de foros como el de Wordreference, donde se discuten muchos problemas gramaticales y de vocabulario (pero, ojo, siempre tienes que tener en cuenta que en ellos puede escribir cualquiera y hay que saber distinguir bien lo que es una respuesta de alguien formado y lo que no, porque puedes acabar más confundida de lo que estás). También hay un blog, Grammar Girl: Quick and Dirty Tips (http://www.quickanddirtytips.com/grammar-girl) que puede ayudar a resolver muchas dudas de forma amena e interesante.

      Por último, no olvides pasar el corrector ortográfico a tus traducciones, ya sean directas o inversas, pero con más razón aún a las inversas.

      Un saludo. Espero haberte sido de ayuda y me alegro mucho de que te interese mi blog.

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  6. Hola Magda,
    Buen articulo. De hecho me quedo con que las traducciones inversas a no ser que desde la empresa te lo manden, una persona no nativa siempre tendra esas dificultades en la precisión, naturalidad, expresión etc. Lo entiendo.
    Por otra parte, mi compañero Inglés y yo, estamos empezando un proyecto en traducciones académicas e investigación médica. Yo me encargo de las traducciones inversas, mientras que mi compañero Nativo se encarga de corregir mis errores en la traducción desde el castellano al Inglés. Yo traduzco, el corrige ( su castellano es bastante débil).

    Asimismo, aquellos textos "difíciles" desde un inglés académico específio, son reescritos por mi compañero en un Inglés más suave, para que yo luego lo pase a castellano. Aunque yo tenga un dominio del Ingles en un Proficiency (C2), si se trata de textos muy académios siempre se me escapan algunas cosas, por eso mi compañero lo rebaja a un inglés estandarizado.

    estamos en en proyecto inicial, de forma autónoma nos buscamos nuestros clientes. también te digo que las traducciones no son, de momento, nuestro principal fuente de ingresos. Pero con mi nivel de Inglés y las correcciones de mi compañero Nativo salimos adelante con buenos productos.

    ¿que te parece?

    ¡Un saludo!

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    1. Buenas noches, Marshall, y muchas gracias por tu comentario.

      Desde luego, una corrección posterior puede acabar con muchos de los errores que se hayan cometido en el proceso de una traducción inversa, aunque un corrector que solo conozca la lengua meta corregirá el estilo, pero podrá pasar por alto errores de traducción, por ejemplo.

      Es cierto que, al hacer una traducción directa de un tema muy especializado, el traductor con gran probabilidad se encontrará con palabras, términos o expresiones desconocidos, pero por ello se incide tanto durante la formación como traductor en la importancia de saber documentarse correctamente. En un momento dado, documentarse puede pasar también por preguntar a un experto o a un nativo.

      En cuanto al proyecto que tienes con tu compañero, no me queda claro cuál es tu lengua materna. Español no, ¿pero cuál? Tampoco sé si has estudiado Traducción u otra carrera diferente. No me parece del todo mal el proceso de traducción y corrección, con los matices que ya te he dicho. Más peligroso me parece el otro proceso, el de simplificación del original para hacer una traducción inversa después. Como mínimo, me falta un nativo español en el asunto y no creo que simplificar el texto original ayude a hacer una buena traducción.

      También hay que tener en cuenta que no es lo mismo hacer una traducción para salir del paso que traducir un texto de forma profesional, para su publicación, por ejemplo, y cobrar por ello. En ese caso somos responsables del texto meta que generamos y tenemos que asegurarnos de darle la mayor calidad posible. Además, está el concepto de lealtad al autor original. Podemos pasarlo por alto si no hacemos con extremo cuidado esa labor de simplificación.

      Un saludo y ánimo con sus proyectos.

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  7. Estupenda entrada que, además, da en el blanco. Yo no soy traductora "oficial" (por oficial me refiero a que no vengo de la carrera ni me he sacado ningún título reconocido a nivel institucional) pero sí que me he formado en el sector idiomas como profesora y después con cursos de traducción en instituciones privadas (supongo que a vuestros ojos seré una instrusa). Y es lo que tú comentas: la gente suele pensar que puedes traducir de aquí para allá y de allá para aquí sin despeinarte. Y no. Una cosa es que domines el idioma B, que lo hables muy bien, que estés enamorada de él, que te pirre estudiar sus normas y sus intríngulis, que no tengas ningún problema para entender sus matices, que puedes expresar perfectamente tus ideas en él, redactar a un alto nivel... y otra cosa es traducir hacia él. Es muy difícil. A mí me pasa como a ti: si no puedo hacer un trabajo ofreciendo un 100% de calidad, prefiero no hacerlo. A principios de año me salió un trabajito de traducción inversa. Hablé con la clienta y le expuse el tema: por norma, no acepto traducciones inversas. Ella insistió en que lo hiciera, que estaba segura que podría porque mi nivel era alto. Y lo intenté, pero tuve que decir que no, porque encima era una inversa muy técnica, sobre un mundo que desconozco por completo. El de la traducción es un mundo maravilloso pero con más enjundia del que la gente cree; por eso le tengo muchísimo respeto.

    En el campo docente, aunque parezca que no, se utiliza mucho. Más que eso, la traducción simultánea. Con el enfoque actual en el que se quiere que el alumno hable desde el primer día y practique mucho, las clases acaban siendo (especialmente las de conversación) un ejercicio de traducción simultánea. ¿Cómo se dice esto? ¿Y lo otro? Y les das una palabra pero les tienes que rehacer toda la frase porque no suena idiomática ni natural.

    Saludos y perdón por el rollazo.

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