domingo, 22 de diciembre de 2013

Enfrentando pasiones: traducción vs. docencia







VS




Muy buenas tardes.

Como habrán podido comprobar, he estado inexcusablemente inactiva en este blog en las últimas semanas (meses). De verdad que lo siento, pero el trabajo me ha absorbido casi por completo y, cuando me pongo a escribir una entrada, prefiero que sea con tiempo y ganas para ofrecer algo de calidad. Aprovechemos, por tanto, estas magníficas vacaciones de Navidad, una de las ventajas de ser profesora... Y precisamente sobre esto mismo trata esta entrada: voy a intentar enfrentar, con sus pros y sus contras, dos profesiones (y pasiones) que llenan mis días y que me llenan a mí como persona.

Huelga decir que no pretendo sentar cátedra, ni siquiera tomar una decisión clara y que esta entrada no refleja más que mi visión personal.

Todas las ventajas y desventajas que exponga serán siempre en comparación con la otra profesión de la que hablo, es decir, que podría ponerme a comparar la traducción con la cocina y saldrían pros y contras muy diferentes.

VENTAJAS DE LA TRADUCCIÓN - DESVENTAJAS DE LA DOCENCIA
  • Comodidad. Por supuesto, es mucho más sencillo trabajar frente a un ordenador que frente a treinta adolescentes. Tanto si es en oficina como en casa, un mal día puede pasar mucho más desapercibido, no vas a tener que lidiar con personas de carne y hueso. Como mucho, algún que otro cliente, hacer trámites administrativos, etc.

  • Flexibilidad. En relación con el punto anterior, la traducción, y sobre todo cuando se es autónomo, es un trabajo muy flexible. A menos que esté totalmente pillada por un plazo demasiado corto, siempre podré acomodar el trabajo a mis circunstancias. Si, por ejemplo, me da un fuerte dolor de cabeza, puedo descansar un rato y retomarlo más tarde. Si tengo un día "tonto", quizás puedo ponerme a actualizar mi web, mis redes, mi CV, etc, en vez de hacer una traducción complicada (siempre y cuando, repito, lo permitan los plazos).
  • Siempre estoy aprendiendo cosas nuevas. Dando clases también, está claro. Sin embargo, voy más bien al nivel cultural que me voy forjando con mi trabajo. Las asignaturas que imparto este año en el colegio no son de un nivel muy complicado (Lengua de 1º de la E.S.O., Inglés inicial para adultos...). Aunque me prepare las clases, todas las cosas que doy las conozco, no hay nada nuevo. Traduciendo es diferente. Cada texto me enseña siempre cosas nuevas de ámbitos en los que quizás jamás me había parado siquiera a pensar. Y como yo soy muy curiosa, siempre me ha gustado mucho el trabajo de documentación dentro de la labor de traductora. Si no hubiera trabajado en el Parlamento, por ejemplo, ¿qué sabría yo del gas de esquisto, de la cultura croata o de los impuestos de matriculación de vehículos en Europa? Menos, seguro. Quizás nada.

  • Juego con la lengua en todas sus dimensiones. Si soy traductora es porque me fascinan los idiomas, tanto el mío propio como los extranjeros. Cuando traduzco, necesito muchísimos más conocimientos y muchas más habilidades para moldear la lengua de los que me hacen falta dando clase. No demanda lo mismo de mí intentar que mis alumnos comprendan qué es un sustantivo (que puede ser más complicado de lo que parece) o que sean capaces de representar una conversación sencilla en inglés, que ponerme a traducir un texto complicado, por ejemplo, uno literario, con juegos de palabras, donde las connotaciones cobran protagonismo... vamos, el tipo de texto que me realiza como traductora.
VENTAJAS DE LA DOCENCIA- DESVENTAJAS DE LA TRADUCCIÓN

  • Dimensión social. Para mí, esta es sin duda la diferencia que más me hace decantarme por la docencia. Me encanta trabajar con personas, aunque demande mucho más de mí y me queme y me canse más que la pantalla del ordenador. Adoro estar en el colegio y que esté lleno de gente, tanto alumnos (míos y ajenos), como todos mis compañeros profesores. Agradezco profundamente esto. Si trabajara de autónoma, sin duda echaría muy en falta las relaciones sociales. Y como traductora en plantilla, aunque tendría compañeros, seguiría echando de menos que mi trabajo estuviera dirigido de manera directa a otras personas. Que sí, que cuando traduzco un texto es porque alguien va a leer mi traducción, pero no es para nada el mismo caso, el mismo tipo de relación.
  • Fin último. No sabía cómo denominar este apartado. El mayor objetivo de la docencia en centros escolares es educar jóvenes. De forma paralela está la trasmisión de conocimientos, o, más bien, el servir de guía a los niños y jóvenes para que construyan su aprendizaje. Me parece un objetivo precioso. Cuando traduzco, cada texto puede tener metas totalmente diferentes: hacer publicidad, entretener al lector, dejar claras unas instrucciones de uso, etc. También puede ser educar o enseñar, pero no tiene por qué. Lo cierto es que no me llena traducir cierto tipo de textos dependiendo del fin que haya detrás.
  • El regalo de ver frutos. El momento en el que ves cómo un niño que no lograba hacer algo por fin lo hace bien, cuando ves que los alumnos son capaces de aplicar cosas que han aprendido varias semanas atrás porque ya las han incorporado a su subconsciente... es impagable. Los frutos de una profesión como la docencia no se recogen de hoy para mañana. A veces ni siquiera llegamos a verlos. Pero están ahí. Esos jóvenes están madurando y tú eres un referente para ellos. Es una tremenda responsabilidad, pero, si se consigue hacer bien, la satisfacción del trabajo bien hecho será infinita.
  • Sueldo fijo a fin de mes. No podía acabar sin resaltarlo, aunque sea una ventaja mucho más banal que las otras que he nombrado. No obstante, yo siempre he sido de las personas que buscan estabilidad y, en ese sentido, saber cuánto dinero voy a cobrar y cuándo es un alivio para mí. Admiro mucho a los emprendedores y sobre todo a los que consiguen sacar a flote un negocio contra viento y marea, pero, si es posible, prefiero la seguridad de un contrato.

Aquí lo dejo. Personalmente, me encantaría poder compaginar ambas profesiones en un futuro, como ya he dicho alguna vez. Veamos que nos depara el futuro.

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