lunes, 4 de febrero de 2013

Viviendo en el único Gran Ducado del Mundo


Sí, les gusta dejarlo claro continuamente: Luxemburgo es el único Gran Ducado que sigue existiendo actualmente en el mundo. 
Demos algunas pinceladas para conocer un poco mejor este, a priori y para muchos, gran desconocido. Después, veremos cómo estos datos afectan a la vida cotidiana.

  1. Es el séptimo país más pequeño de Europa, tras Ciudad del Vaticano, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Malta y Andorra.
  2. Tiene una de las rentas pér cápita más altas del mundo. Y cuando digo de las más altas, me refiero a que, según las listas de las diferentes organizaciones (FMI, Banco Mundial...), que no son todas exactamente iguales, oscila entre el primer y el tercer puesto del ránking. Ojo, mundial, ¿eh? Lo rodean en las listas Catar, Singapur y Liechtenstein
  3. Es el país europeo con mayor porcentaje de extranjeros en proporción al número de habitantes: nada menos que un 43,5%, según estadísticas de 2009. No hace falta ser un as en matemáticas para darnos cuenta de lo que implica: casi uno de cada dos habitantes son extranjeros. La gran, grandísima mayoría, portugueses: unos 70 000, seguidos muy de lejos por los italianos (cerca de 20 000). 
  4. El país ha sufrido mil y una invasiones, de manera que ha cambiado de manos unas cuantas veces cual pelota de ping-pong, El territorio que hoy es Luxemburgo estuvo habitado por tréveros, para ser luego conquistado por romanos. Fundado como ducado por los emperadores germanos en 963, pasa en los siguientes siglos a formar parte de Borgoña, de la España de Carlos V y Felipe II, de la Francia napoleónica, de los Países Bajos y de Bélgica, con varias divisiones en el camino. Consigue, por último, su reconocimiento como estado neutral, aunque vuelve a sufrir conquistas, esta vez por parte de los alemanes, durante las dos Guerras Mundiales.

Y todos estos datos: ¿repercuten en nuestra vida, tanto en la del luxemburgués de a pie como en la del becario? Pues por supuesto.


  1. Es muy simpático vivir en un sitio tan pequeño. Como ya he comentado anteriormente, las excursiones, de un día o de un par de ellos, a Bélgica, Alemania o Francia están a la orden del día. A Bruselas se llega en tres horas en tren, por solo 20 euros para los menores de 26. Para hacer excursiones de un día fuera del país, los opciones más habituales son Metz y Nancy, en Francia, y Tréveris (Trier) en Alemania. También Saarbrücken está a poco más de una hora y, aunque tal vez la ciudad en sí no tenga tanto interés, es un perfecto punto de partida para continuar con otras conexiones ya dentro de Alemania. Por supuesto, mucha gente vive fuera y viene cada día a trabajar (y estoy segura de que les sale rentable).
    De todas formas, me gustaría también romper una lanza a favor de las pequeñas excursiones dentro de Luxemburgo, que te permiten ir conociendo el encanto del país. Y lo tiene. Aquí es cierto que no hay atracciones turísticas muy grandiosas, pero los pequeños pueblos y los caminos del campo pueden tener mucho encanto. Yo me lo he tomado como cruzada personal y me he propuesto conocer lo más posible del propio país. De momento no me he arrepentido.
  2. El nivel adquisitivo medio se nota. Y mucho, muchísimo. No es para nada un país barato, pero es que cuando ves cuáles son los sueldos habituales, casi que los precios de las cosas parecen un chiste. No tanto si eres becario, por supuesto. Pero vamos, que vivir, se vive, e incluso se ahorra sin mayor problema, aun con nuestro sueldito.
  3. El carácter cosmopolita de Luxemburgo puede ser uno de sus mayores atractivos. He conocido personas que dicen que es lo que más les gusta de este lugar, lo que lo distingue de otros muchos. Aquí, se sienten a gusto porque ser extranjero es algo totalmente normal. En la calle se escucha continuamente una amalgama de idiomas distintos (empezando por los propios luxemburgueses, que saltan de uno a otro sin razón aparente). Aparte de los tres oficiales, se oye mucho portugués, español, inglés e infinidad de idiomas que no soy capaz de distinguir. Aunque la generación mayor que trabaja en el sector servicios (tiendas, restaurantes, etc.) puede no saber inglés, los más jóvenes no tendrán problemas en utilizarlo. En cualquier caso, yo intento aprovechar para practicar un poquito mi francés, que es bastante más flojo que el inglés y el alemán, sabiendo que puedo cambiar de idioma y probablemente sigan comprendiéndome.
    Por supuesto, los idiomas vienen acompañados de sus hablantes y eso siempre implica un intercambio cultural tremendamente enriquecedor y una apertura de miras para todos los implicados.
  4. Esto está muy relacionado con el punto anterior y es probablemente una de las razones para la cantidad de extranjeros. Creo que los países que han sufrido un pasado así tienen dos opciones claras: reafirmarse sólidamente en su identidad nacional o bien aceptar lo ajeno como propio y abrirse al mundo. En Luxemburgo, desde luego, ha ocurrido lo segundo. Por poner algún ejemplo tonto: llevo cuatro meses aquí y aún no conozco ningún plato típico. Voy al supermercado y las estanterías combinan sin ningún pudor productos alemanes, franceses, portugueses y de otros lugares. No es que falte una identidad nacional, sino más bien que está compuesta de muchos elementos propios y ajenos.


Ahora que termino de escribir esta entrada me doy cuenta de lo útil para mí que acaba de ser este ejercicio de análisis de datos y su aplicación a la vida. Espero que sirva también, a modo de artículo divulgativo, para arrojar un poco de luz sobre un país que habitualmente llama muy poco la atención, pero que es uno de los corazones de nuestra Unión Europea. Y también espero que avive a algunos las ganas de conocerlo desde dentro.

4 comentarios:

  1. Muy interesante tu nota, fue refrescante leerla.
    Solo me pregunto si en Luxemburgo temerán perder su patrimonio historico y cultural y reemplazarlo por las costumbres transnacionales traídas por el consumismo y el comercio.

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    1. Muchas gracias por tu comentario.
      La verdad es que yo creo que en Luxemburgo ese miedo debe ser mucho más bajo que en la mayoría de los países y la razón es precisamente la que ya he explicado: que su cultura, si bien única, bebe de todas las que lo rodean o han estado muy relacionadas con el país durante su historia. En Luxemburgo, como en todos lados, hay franquicias de tiendas, comida rápida, etc., pero no creo que exista un gran temor a perder la identidad nacional por culpa de ello. Más bien me parece lo contrario, que esta gente sabe aprovechar lo bueno de todo y vivir en armonía en un ambiente muy variado.
      De todas formas, no es más que mi opinión y percepción personal como extranjera que está viviendo en el país.

      Por cierto, ¿puedo saber con quién hablo? ¿Nos conocemos ya?

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  2. Muy interesante Magda,
    Me ha encantado esta entrada tanto como me gustó Luxemburgo cuando lo visité, durante mi Erasmus en Nancy.
    Que te diviertas mucho y aprendas más.

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    1. Me alegro mucho de que te haya parecido interesante la entrada, Laia.
      Precisamente ayer fuimos de excursión a Nancy. La verdad es que vale la pena ir a visitar cualquiera de las dos ciudades si se está viviendo en la otra.
      Un saludo y gracias por los buenos deseos.

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