lunes, 10 de junio de 2013

¿Pero de dónde salen esos caracteres tan raros? (I)


Siguiendo en la línea de mi entrada anterior, vamos a investigar un poquito en qué se basan las escrituras china, japonesa y coreana y por qué sus caracteres son tan complicados (o no tanto, que ya hemos visto que no son todos igual de complejos).

Obviamente, todos sabemos que en el mundo ha habido muchas civilizaciones, cuyo grado de relación con el resto variaba de muy alto a escaso o nulo, y que fueron desarrollando sus propios idiomas y su propia escritura. Seguro que a la mayoría nos fascinó, cuando éramos pequeños, la escritura jeroglífica de los antiguos egipcios. No voy a meterme en un berenjenal hablando de la escritura egipcia porque es un asunto complicado y que no he estudiado, pero la idea subyacente en este tipo de escritura no difiere mucho de los caracteres chinos: en esencia, se trata de ideogramas (a veces combinados con signos ortográficos) que representan, como su propio nombre indica, ideas en lugar de fonemas, que es a lo que estamos acostumbrados en Occidente y que conforman los sistemas de escritura de la mayor parte del mundo. 

Centrémonos primero en cuáles son los cuatro sistemas de escritura que nos ocupan (entendamos aquí «sistema de escritura» como alfabeto, silabario o conjunto de ideogramas)

1. Los hanzi chinos —llamados kanji en japonés y hanja en coreano y utilizados, en mayor o menor medida, en los tres países (汉字);
2. El silabario japonés hiragana (ひらがな);
3. El silabario japonés katakana (カタカナ);
4. El hangul coreano (한글).

(Escrito cada nombre en los caracteres propios).

De estos cuatro, únicamente los caracteres chinos son ideográficos. Lo demás son solo sistemas de escritura fonológicos, aunque no exactamente iguales que el nuestro, pues no se escribe, como si dijéramos, letra a letra, sino por sílabas.

¿Qué significa esto? Al menos, a priori, los otros tres sistemas son mucho más sencillos de memorizar, de escribir y, en general, de utilizar. Pero no adelantemos acontecimientos.

De todas estas escrituras la china es, con diferencia, la más antigua. De hecho, en sus comienzos los caracteres chinos se parecían más a dibujitos, al estilo egipcio, de lo que lo hacen hoy. Imagino que si los egipcios siguieran escribiendo en jeroglífico, con toda seguridad estos también se habrían simplificado drásticamente (aunque, a nuestros ojos occidentales, los caracteres chinos sigan siendo endiabladamente complicados) hasta convertirse en trazos más fáciles de escribir. Se cree que esta escritura data aproximadamente del siglo XII a. C, lo que implica que, con su lógica evolución, lleva usándose unos tres milenios.

Primitivos caracteres chinos
Caracteres chinos actuales
Cuando nació la escritura china, los japoneses y coreanos, así como otros pueblos de alrededor (por ejemplo, los vietnamitas), no contaban con escritura propia, por lo que adoptaron los caracteres chinos para escribir en sus propias lenguas, cuya pronunciación y gramática tenían y tienen muy poco que ver con la del País del Medio.

Lógicamente, esto genera problemas. Debemos tener en cuenta que la gramática china no se caracteriza precisamente por su complicación. Para nada. Se trata de una gramática tan sencilla que yo suelo calificarla como casi inexistente. Valga como ejemplo que los verbos no tienen desinencia alguna, más que ciertas partículas al final de la frase para indicar, por ejemplo, que se trata de un pasado. No se conjugan, no varían ni un ápice de un uso al otro. Así, usaría siempre el carácter  (aì), que significa «amar» y «amor» , para construir frases como «te amo», «lo amarías», «amábamos a nuestra madre», «el amor es muy bonito», «el amor que siente por ella lo llevará a la ruina», etc. 

Sin embargo, el coreano y el japonés son totalmente diferentes en este aspecto. Ambos cuentan con gramáticas muy complicadas. Si vamos al mismo ejemplo, la cantidad de variaciones que puede sufrir un verbo es abrumadora, pues en estos idiomas (cuyas gramáticas, dicho sea de paso, siempre he considerado asombrosamente parecidas) no solo hay que tener en cuenta aspectos como la persona que habla (aunque el verbo no se conjugue como estamos acostumbrados) o el tiempo verbal, sino también la persona a la que se habla. No digo de la misma manera «estoy cansada» si hablo con mi hermano pequeño que si hablo con mi hermano mayor, con un subordinado o con mi jefe o con un miembro de la aristocracia o de la realeza. Ni siquiera unas simples «gracias» las digo de la misma manera. Este tipo de detalles, que pueden ser un infierno para el estudiante occidental, también hacen de la gramática de estos idiomas algo muy distinto de la del chino.

Entonces, ¿cómo se las apañaban japoneses y coreanos escribiendo en esos caracteres, que pertenecían a otra lengua, todo lo que querían expresar en la suya? Como no podía ser de otra manera, terminaron por darse cuenta de que era inviable. 


Así nacieron en Japón, ya varios siglos entrada nuestra era, los silabarios hiragana y katakana, ambos derivados de los kanji chinos. En un principio, el primero, de letra cursiva, era considerado escritura de mujer y el segundo, de trazos más rectos, de hombre. Con el tiempo, este uso varió y hoy en día se utilizan junto a los kanji en un sistema que mezcla, como vemos, tres tipos de escritura diferentes. Los hiragana ayudan a aportar toda la gramática que los kanji no pueden, mientras que los katakana se utilizan para escribir los préstamos extranjeros no procedentes del chino.

Si quieres echar un rápido vistazo a los dos silabarios, observar cómo quedaría escrito el mismo texto utilizando uno u otro y leer una breve explicación, pincha aquí y aquí.

Hasta aquí, la historia japonesa, pero, ¿qué ocurrió exactamente en Corea? ¿Qué tipo de sistema de escritura surgió y cómo lo hizo? Lo descubriremos en la próxima entrada y les animo a estar atentos; a mí siempre me ha parecido una bonita e interesante historia.

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