lunes, 23 de septiembre de 2013

Pequeño cambio de rumbo

¡Buenas noches!

Si me disculpan, esta vez escribiré una entrada un poquito más personal y, por consiguiente, un poco menos «profesional». Habrán comprobado que hace semanas que tengo este blog y las redes, digamos, menos cuidados. Aseguro que han estado todo este tiempo, como dicen los anglosajones, «at the back of my mind». Sin embargo, además de ciertas cuestiones personales que también están reclamando mi tiempo, mi vida profesional ha dado un giro este mes que se verá, por supuesto, reflejado en mis publicaciones en este blog.

En la cabecera del blog me defino como «traductora, intérprete, docente y lo que traiga el futuro» (y una carita tonta, sí). Hasta ahora, he venido desarrollando, más que nada, mi cara traductora. Pues bien, el futuro (en este caso ya pasado) ha traído algo nuevo: a partir de comienzos de este mes me he incorporado al claustro de profesores de un colegio donde imparto refuerzo educativo, inglés y lengua en Educación Secundaria, PCE y ciclos formativos. 

Se trata de una nueva aventura que me hacía muchísima ilusión y que ya me está haciendo feliz. Más de una vez comentaba, en todos mis meses traduciendo en el Parlamento Europeo y, más adelante, trabajando en el marketing de la cadena hotelera en la que estuve contratada este verano, que, después de haber probado la traducción a tiempo completo, me apetecía mucho también probar la docencia a tiempo completo. Sin duda, son dos de mis grandes pasiones y creo que sería muy feliz compaginando ambas en mi vida. Sin embargo, primero hay que ir pasito a pasito y ahora se me ha presentado esta magnífica oportunidad no solo de transmitir conocimientos, sino de educar jóvenes, algo a lo que he dedicado en los últimos años también una parte de mi tiempo libre y que ahora se convierte en profesión.

Aún es muy pronto, pero dentro de algunos meses, cuando ya tenga el rodaje y la experiencia necesarios, publicaré con seguridad una entrada en la que he venido pensando casi desde los albores de este blog: una comparación, desde mi personal punto de vista, de estas dos profesiones tan distintas, y que, no obstante, muchos de nosotros compartimos, pues los idiomas nos abren las puertas a ambas.

De momento pido un poco de paciencia. Cualquiera que haya dado clase sabrá el trabajo, no solo en el centro educativo sino en casa, que esta profesión conlleva. Este, por si fuera poco, se multiplica cuando una es totalmente principiante.

No dejaré en este blog, por supuesto, de hablar de traducción. Al contrario, los contenidos sobre traducción estarán siempre ahí. Además, se nutrirá de la riqueza que brinda una nueva perspectiva y una nueva experiencia personal. Soy de las que opinan que las mejores entradas de blog suelen surgir de la experiencia. Estoy segura de que este curso me brindará innumerables experiencias nuevas, frescas e interesantes que compartir y de las que aprender.

4 comentarios:

  1. Cristiana Rovira Bräuer24 de septiembre de 2013, 2:40

    Yo soy licenciada en filología francesa e inglesa, y estoy dando clases particulares. Cómoda no me siento, ni me gusta especialmente. Se tiende a pensar que es fácil dar clase porque en teoría los niveles escolares y los de Secundaria son fáciles comparado con el nivel avanzado que tenemos. Pero pónte delante de un niño con sus necesidades educativas, sin tener idea de didáctica ni pedagogía (los traductores no tenéis tales materias en la carrera) y verás lo complicado que parece. No, que va, yo me quedaría con la traducción, tarea más solitaria pero más gratificante. No estudié traducción, pero siendo filóloga soy mejor traduciendo que "enseñando" (yo prefiero llamarlo "guiando en la senda del estudio académico"). Y he aquí la segunda creencia: se piensa que quienes estudian filología saben enseñar, y solo enseñar, por haber hecho filología. Grave error porque en la carrera (antigua licenciatura, no grado) no había ninguna materia que dijera "didáctica de lenguas". En cambio sí que teníamos algo de traducción....

    En fin, no sé si tienes idea de didáctica y/o pedagogía, pro no creo que se estudien en la carrera de traducción. ¿Eso capacita a un traductor para la enseñanza? Es como el nativo que por serlo sabe enseñar. Yo, por eso, me quedo con la profesión de traductor, abre más puertas. Tú misma has dicho el Parlamento Europeo. ¿Cuántos filólogos pueden decir lo mismo? Si de la educación tristemente no salimos. Valemos para algo más, pero ahí nos han encasillado para los restos.

    Y disculpa el rollo, pero necesitaba plasmarlo en algún sitio, y esta entrada me ha alentado a hacerlo.

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    1. Buenas noches, Cristiana y gracias por tu comentario.

      Está claro que la docencia es una profesión que requiere de mucha vocación. Es mucho más cómodo sentarse frente a un ordenador y traducir. Si tienes un mal día, lo más que pasará es que traduzcas menos, no habrá jóvenes y adolescentes poniéndote nerviosa ni tendrás que reunir las fuerzas físicas y mentales necesarias para enfrentarte a una clase de veintipico o treinta alumnos. La docencia te tiene que gustar. (En realidad, todos los trabajos deberían gustarnos, pero los hay que requieren más vocación que otros).

      En cuanto a los conocimientos de didáctica, en efecto, no estudié didáctica durante la licenciatura, pero sí me formé en didáctica, sociología, psicología y otras materias importantes para la docencia durante el Máster en Formación del Profesorado. Obviamente, nadie nace aprendido e incluso con los conocimientos teóricos, como en todo, la práctica hace al maestro y al principio está claro que se cometen errores.

      Por último, cada uno sabe lo que desea y lo que le conviene y no es mi gran ilusión trabajar en el Parlamento Europeo durante toda una vida, ni creo que deba decidirme por una profesión u otra, o un oficio u otro, por el "prestigio" que este pueda tener, sino por lo que me haga más feliz en mi vida.

      Por esto mismo te animo a enfocarte a la traducción, si es eso lo que verdaderamente te gusta. Por suerte es algo que puede irse compaginando con las clases particulares.

      Un saludo y mucho ánimo.

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  2. Si analizar tu trayectoria sirve como predictor de lo que ocurrirá con tu vida profesional, permíteme que no te desee suerte en tu nueva andanza: no la necesitarás. No me cansaré de decirlo, a ti y a todos los que se cruzan en mi camino y hablan, por la razón que sea, de ti. Eres brillante. A pocas personas admiro tanto como a ti. En lo personal, ya sabes por qué; pero en lo profesional, que es lo que tratas en este blog, temo que tampoco haga falta argumentar mucho.

    De mayor quiero ser como tú.

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    1. Muchas gracias, Fer. Desde luego, sabes cómo sacarme los colores con tus comentarios...

      Igualmente, permíteme a mí que no te desee suerte con el MIR :D

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