lunes, 24 de junio de 2013

Persona vs. máquina o por qué no vale con una traducción de Google

Últimamente, la traducción automática me persigue. En el trabajo, me ha tocado revisar bastantes textos traducidos a todas luces con el traductor de Google y medio corregidos con alguien con idea de idiomas. El otro día, se me ocurrió entrar a la página de la Fundación Universitaria de Las Palmas y me encontré, para mi sorpresa, con que tenía versiones en decenas de idiomas... Valga un botón como muestra para hacernos una idea:

(Perdón por el desencuadre de las imágenes, cosas de Blogger, pero si las pongo más pequeñas no se leen.)


Con todos mis respetos para quien decidiera incorporar un traductor automático a la web: ¿qué posibilidades reales hay de que alguien quiera leerla en húngaro, islandés, indonesio, irlandés, javanés o criollo haitiano, por poner algunos ejemplos? ¿En serio es esto necesario? Vale, sí, no cuesta mucho, es simplemente una aplicación que no hace daño a la página... ¿O sí hace daño? A mí me parece que sí, pero claro, yo soy traductora, quizás el resto del mundo piense distinto... Ni siquiera me vale la excusa de hacerlo en deferencia a los Erasmus, porque ni ellos tienen tanto que ver con la Fundación ni vienen de todos los rincones del mundo, solo de Europa.

Mi opinión es que, si se diera el extraño caso de que alguien quisiera consultar la página en estos idiomas, tienen la opción de pasar ellos mismos el traductor de Google. Si a mí llegara a interesarme mucho el contenido de una página en húngaro o hindi, también lo haría, sabiendo de antemano, por supuesto, qué tipo de traducción me voy a encontrar. Por lo menos me valdría para pillar una idea más o menos general del texto... porque para eso, creo, es para lo que más vale la traducción automática.

El otro día paseaba por una de las localidades más turísticas de Gran Canaria cuando vi una gran valla publicitaria en la que se leía, con letras enormes: «Wollen Sie leben hier?». Casi me da un patatús. ¿Así pretenden atraer a los alemanes, dando patadas a los aspectos más básicos de su gramática? A mí, desde luego, no me apetecería mudarme a un lugar que vive del turismo y ni siquiera se esfuerza en escribir correctamente una frase de cuatro palabras en mi idioma.

Sin embargo, la guinda del pastel ha llegado hoy, cuando mi hermana me ha traído el suplemento de un famoso periódico canario para que le echara un vistazo. Se trata de unas páginas sobre el orgullo gay que alguien tuvo la feliz idea de publicar en versión bilingüe. Hasta aquí perfecto, el problema empieza cuando comenzamos a leer la traducción al inglés... Les dejo algunas muestras para que se hagan a la idea. Antes de hacer las fotos, cogí el subrayador amarillo para marcar las zonas que más atención merecían, pero he desistido: todo es igualmente interesante (y triste):




Sí, es nuestro amigo Google, lo he comprobado con algunas frases... pero aparte de eso, que ya es grave, algo le ha pasado al texto por el camino y el proceso no ha sido precisamente para mejor. Si nos fijamos, se han comido un montón de espacios después de las comas, a veces hay trozos de frases metidas en otras o puntos que no deberían estar ahí. O sea, que no nos encontramos solo ante la pésima idea de publicar un suplemento periodístico traducido con Google, sino que además el texto ha sufrido extraños problemas de formato durante la edición del periódico.

¿Soy la única a la que algo así le parece totalmente vergonzoso? El traductor de Google no es un ente maligno: puede ayudarnos, como ya dije más arriba, a pillar la idea general de un texto en un idioma que no entendemos; puede, incluso, si me apuran mucho, mucho, servir para hacer alguna comunicación poco importante y, por supuesto, puede hacernos reír un rato... Pero a mí, visto lo visto, ya no me hace tanta gracia. Porque mucha gente cree de verdad que una traducción de Google es digna de publicarse. ¿En qué mundo estamos? Se trata de un periódico, no de la tienda de la esquina, que ha decidido poner su web en inglés y no puede gastar dinero en contratar a un traductor profesional. ¡Es un periódico importante, con tirada en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura! Son gente que lleva más de cien años publicando diarios. Periodistas, preocupados, en principio, por escribir en correcto español. ¿No vale el mismo criterio de corrección para otros idiomas? ¿Es que no hay dinero para contratar a un traductor profesional? Pues si no lo hay, señores, no publiquen un suplemento bilingüe. Así no. Publiquen solo en español y quedan como reyes, pero hacer algo así es totalmente contraproducente para la imagen del periódico.

Podría seguir, pero intentaré redirigir mis energías, de forma más fría y sistemática, a reivindicar la importancia de nuestra profesión. Ya no se trata solo de una lucha contra el intrusismo laboral, ahora nos hace competencia una máquina, que es mil veces más rápida y barata que nosotros, sí, pero cuyo trabajo es de una calidad que, por suerte o por desgracia, sigue dejando muchísimo que desear.

Si te ha gustado el artículo o te ha hecho pensar, por favor, compártelo. Me encantaría que esta entrada llegara a mucha gente, y no precisamente solo traductores, que nosotros ya estamos bastante concienciados de la importancia de nuestra labor. Me interesa que llegue a todos aquellos que creen que una traducción automática es válida para algo tan importante como una publicación, sea del tipo de sea: para esos estudiantes que traducen el abstract de su trabajo final de grado con Google (y para esos profesores que exigen a sus alumnos un nivel de inglés que no tienen), para esos publicistas que intentan apelar a los turistas con traducciones automáticas, para los empresarios que recurren a ella para traducir webs, catálogos o menús de restaurantes y, sobre todo, para periodistas insensatos como los que, en la sombra, han protagonizado esta entrada. 

Sigue utilizando el traductor de Google para pequeñas cosas, para ayudarte a entender los emails de aquel antiguo amigo por correspondencia irlandés, para buscar expresiones muy cortitas y sencillas en un idioma nuevo que estás aprendiendo, para darte un empujoncito de inspiración, cuando ya tienes una sólida base del idioma en cuestión, cuando te toca escribir en «extranjero», pero, siempre, siempre, hazlo con cuidado. Si te defiendes en inglés, cualquier muestra puede convencerte del nivel de precaución que es necesario tener. Si no eres bueno con los idiomas... te queda tomar mi palabra, pero te prometo que no miento.

2 comentarios:

  1. Hoola!

    Me llamo mucho tu articulo en internet. Desde ya veo que te apasiona tu campo y felicidades por eso. A todas luces que un periódico ponga una traducción mala en su portal esta mal, porque se crea un mal habito, falta de respeto por los lectores y a al idioma etc.Pienso que las causas posibles pueden ser : falta de presupuesto para contratar un traductor u profesionales o no les antoja gastar y piensan que la gente no sabe ingles( que es lo que parece),un jefe de redacción u analista de redacción ignorante en el idioma, falta de pruebas de calidad en las ediciones finales, no existe un traductor profesional involucrado en las pruebas de calidad , etc. Saludos desde Lima Peru, Yo soy un apasionado de los idiomas e ingeniero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Giancarlo, muchas gracias por comentar y bienvenido. Es una alegría recibir visitas de apasionados de los idiomas que no tengan que ver profesionalmente con este sector.

      Son interesantes las causas que propones, pero para mí ninguna es razón suficiente como para hacer algo así.

      Como ya dije en el artículo, si se trata de falta de presupuesto, mejor es no traducir y punto.

      Si piensan que la gente no sabe inglés, con menos razón van a publicar en este idioma. Las islas Canarias son un lugar muy turístico y con un alto porcentaje de extranjeros residentes (sobre todo europeos: ingleses, alemanes, noruegos, suecos, etc.); imagino que pensando en ellos se decidió traducir este artículo, pero desde luego si pensaran que nadie se va a dar cuenta de lo mal traducido que está, entonces no pretenderían que lo lea nadie con buen nivel de inglés y creo que ya aquí entramos en una paradoja.

      Me parece que das en el clavo con lo de que alguno de los responsables finales no sepa inglés, pero yo voy más allá, porque yo, como redactora jefe de un periódico, puedo no tener ni idea de inglés, alemán o el idioma que sea y aún así asegurarme, como mínimo, de que contrato a un profesional. Si además paso la traducción a un revisor, mejor que mejor, pero ni siquiera pido eso. Yo aquí, más que ignorancia del idioma en sí, veo dejadez a la hora de hacer las cosas bien y es eso lo que más me molesta, tratándose de un periódico muy conocido a nivel regional.

      Un saludo desde Canarias.

      Eliminar